La Vihuela campesina se inspira en los primeros instrumentos cordófonos que se utilizaron en Chile, a partir de la criollización de instrumentos europeos, siendo
expresión de sincretismo cultural.
Los instrumentos cordófonos traídos por los españoles a américa produjeron profundos cambios en la cultura sonora de los pueblos originarios, quienes hasta ese período histórico habían desarrollado un rico acervo de utensilios sonoros aerófonos (cuyo sonido se produce por el paso del aire a través de un cuerpo), idiófonos (cuyo sonido es producido por el movimiento de cuerpos que resuenan) y membranófonos (cuyo sonido se produce por el impacto sobre membranas de cuero tensas sobre otras superficies), cuyos timbres imitan elementos audibles de la naturaleza (el pálpito del corazón, el silbido del viento, el cauce del río…). Por el contrario, los instrumentos de cuerda incorporan sonidos artificiales, posibles de provocar de forma humana.
La guitarra española de 5 cuerdas dobles (o guitarra barroca) se encuentra entre los primeros instrumentos de cuerda introducidos al nuevo continente desde España. La guitarra barroca tuvo una popular dispersión en toda América, siendo precursora de diferentes instrumentos cordófonos latinoamericanos como charango, tiple colombiano, cuatro venezolano, e incluso guitarrón chileno (Vera, 2016) .
En Chile, la guitarra barroca se criollizó, existiendo testimonios acerca de su presencia en la cultura campesina, donde fue llamada popularmente “vihuela”. Las tonadas y romances más antiguos en sus letras hacen alusión permanente a la existencia de este instrumento, e incluso la guitarra traspuesta y el propio guitarrón chileno poseen afinación basada en las 5 ordenanzas antiguas provenientes de este tipo organológico.
“…Y tomando una vihuela,
ahí me puse á cantar
una bocaná de cuentas...”
(Vicuña, 1912, pág. 128)
“...También tengo de obra gruesa,
roperos y comerciantes
y maestros de vihuela...”
(Vicuña, 1912, pág. 26)
Claudio Gay, en su pintura “Una chingana”, representa a las cantoras con arpa y vihuela. El detalle del instrumento que porta la cantora corresponde a una “guitarrilla de 10 cuerdas”, cuyo puente de estilo barroco constituye uno de los registros históricos de la utilización de este instrumento en Chile.
Detalle de lámina “Una Chingana”, Claudio Gay (1852). Atlas de la historia física y política de Chile.
Su timbre es metálico, debido a la presencia de “alambres” para su encordadura, como era la usanza en los instrumentos de cuerda más antiguos utilizados en Chile. López (2014, min. 2:58 ) indica “a la gente del campo le gusta el sonido metálico, no le gusta la cuerda de nylon”.
Ofelia Gana es cantora campesina, cultora de la guitarra afinada por transporte, cantora de rodeos y preservadora de la tonada a través de sus composiciones musicales. Premiada Tesoro Humano vivo, se ha dedicado a la investigación, recuperación y cultivo de la vihuela campesina (Gana, 2014, min. 1:30).
El cantor a lo poeta Luiz Ortúzar, conocido como “el chincolito de Rauco” utiliza la vihuela campesina para entonar canto a lo poeta y payar (Astorga, 2018, min. 23:10)
La vihuela campesina, se ha constatado, no corresponde a la guitarra moderna de 6 cuerdas sino que proviene directamente de sus antecesores barrocos europeos.
La pieza “Vihuela campesina” posee innovaciones de diseño:
La boca acústica, que tradicionalmente se presenta como rosetón circular central, en la pieza presenta la innovación de estar distribuida en forma de siete copihues calados en la madera, que ocupan el lóbulo superior del instrumento. La enredadera del copihue se ha desarrollado como surco sobre la madera de Pino Abeto y aplicado un “reconstituido” de polvo de madera de ébano negro.
La técnica de trabajo del cuerpo, labrado a gubia, para este tipo de artesanía reviste una innovación, ya que las superficies de los instrumentos musicales cordófonos tienden a la lisura y pulcritud. Por el contrario, en la Vihuela Campesina se pone en evidencia el trabajo de artesanía realizado sobre las maderas, a través de una técnica de gubia manifiesta, a la usanza de técnicas ancestrales como el labrado mapuche
de utensilios culinarios y también de instrumentos como el Kultrún.
El motivo posterior del instrumento, una enredadera de copihues, realizada mediante la incrustación de figuras de diversas maderas, sobre un fondo cóncavo trabajado con marca de gubia y zonas lisas, también reviste una innovación de diseño para este tipo de artesanías.
La aplicación de aditamentos de la luthería contemporánea, como la instalación de un “realce vibrante”, correspondiente a la media luna fina en el costado derecho del lóbulo inferior del instrumento, como, así como el “puerto acústico” en forma de copihue sobre el costado derecho del lóbulo superior, son aplicaciones para la potenciación sonora, que permiten identificar un trabajo de luthería con elementos de
innovación en el campo de este tipo de artesanías.